JERUSALEM
DESDE EL ORIGEN
.
Texto: Sacha Sinkovich
Fotografías: Lilian Sanhueza, Nicolás Sinkovich y Sacha Sinkovich
.
.
A mi padre, Abraham, quien cultivó mis recuerdos de niñez, allá, en el origen…
.
.
Ubicada en los montes de Judea, entre el mediterráneo y el mar muerto, la ciudad vieja de Jerusalem no es una sola. No tiene fecha de origen cierto, porque su condición está asociada a la religiosidad primigénea, incluso antes del monoteísmo, y en ese aspecto la hace eterna. El primer gesto fundacional de la ciudad, el que crea lugar, es el que ha perdurado en el tiempo. Su condición de sitio alto destacado respecto de su entorno, decidió su localización, que según la creencia es donde se realizaría el sacrificio de Isaac. Con una sola piedra, se identificó la puerta o ventana al cielo, y ese es su origen: la condición de un lugar mínimo que con el tiempo se irá convirtiendo en pueblo y luego en ciudad, pero siempre manteniendo la altura, y esa referencia a la roca original.
.
A esta ciudad, interpretada históricamente como centro del mundo, se la puede entender desde varios frentes: su territorio, espíritu del lugar (Genius Loci), materialidad, religiosidad, y finalmente el sentimiento (lo personal).
.
Su territorio nos señala que son muchas ciudades, una sobre otra renombrando a la anterior con una figura nueva, pero siempre con la idea del principio, intocable, en lo más alto de la ciudad, resguardada y distanciada del desierto hacia el oriente (donde está el paraíso). Tiene la condición del Palimpsesto, de dejar las huellas de una ciudad para que otra que viene después trace sobre las mismas. En un mundo ajetreado, hacer una pausa para tratar de descubrir cuánto del presente y del pasado está delante de nuestros ojos es un ejercicio recomendable, y no sólo para los arquitectos.
.
La ciudad vieja está dividida en 4 cuartos, y esto responde al trazado del eje norte-sur (Cardo) y del eje este-oeste (Decumano) que nos legaron los romanos. Es una ciudad trazada con el curso del sol, con los principios básicos de amanecer y atardecer, es decir, ordenada con respecto al territorio. En Jerusalem antigua, es difícil perderse, ya que a través de este orden territorial nos facilita tener un orden mental, y llevar siempre aprehendida nuestra ciudad, y por ende echamos raíces.
.
El “Genius Loci” del lugar, asociado al material, está presente en todos lados a través de la piedra. Desde las rocas grabadas con cruces por los soldados de las cruzadas en el Santo Sepulcro y hasta los pavimentos de las calles. Incluso esta condición ha sido exportada más allá de la ciudad original y se replica en las construcciones modernas que nos hace presente el pasado.
.
Desde lo religioso, no debiera extrañarnos la simbiosis de Catolicismo, Islamismo y Judaísmo. Hay orígenes comunes que nos mantienen ligados. Jerusalem es el ejemplo terrenal de que hay algo compartido, y a eso se le llama Origen. Son muchos significados religiosos, que para los ateos puedan no valer mucho, pero que ineludiblemente son los cimientos culturales de hoy con los que se convive a cada momento. El tema es cuan conscientes estamos de ello.
Asimismo, en la Ciudad Vieja aún se mantiene la lectura de los edificios altos sagrados, destacándose del resto de lo mundano. Es el otro origen, de cómo surgían las ciudades en la antigüedad, a partir de la benefactora divinidad que aseguraba una presencia terrenal sin sobresaltos. Es por ello que Jerusalem también se puede recorrer por lo alto, por sus techos que comunican un nivel de senderos aleatorios, como preparando para la construcción de la otra Jerusalem que ha de venir (la Jerusalem celestial).
.
Jerusalem destaca entre las ciudades más antiguas, y siempre está presente el rescate de la historia y de su origen. Nos enseña cómo eran las ciudades, en distintas épocas, sugiriéndonos el reencuentro con la espiritualidad perdida, y si realmente queremos ver más allá, nos recuerda cómo convivir.